Sol tallado en obsidiana dorada
Los aztecas o mexicas, Sie betrachteten “die Leute der Sonne”; seine Aufgabe war es, den kosmischen Krieg um die Sonne zu geben, ihre Lebensmittel machen, für sie war die Sonne ein Gott, der getötet hat, wer wollte sterben, ewig wiedergeboren zu werden. La salida cotidiana del Sol se iniciaba desde la media noche y, al amanecer, lo escoltaba un deslumbrante séquito integrado por los espíritus corporizados de los guerreros muertos en combate. A mediodía, el cadáver del Sol era conducido por el correspondiente séquito de las mujeres muertas en el parto, a la manera de los guerreros combatientes, y así al infinito el drama de la muerte y la resurrección.